Resonancia magnetica

Resonancia magnetica
Cuida los encantos de la madre naturaleza, no te autodestruyas...

¡Curiosidad de la semana!


       En esta semana vamos a recopilar algunas de las especies más originales y sorprendentes que se han descubierto en los últimos años y comprobaremos que la vida aún tiene curiosas formas ocultas en cualquier rincón del planeta.

MURCIÉLAGO NARIZ DE TUBO
       Y una buena parte de estas sorpresas nos llegó gracias a una expedición realizada por un equipo de biólogos de la organización Conservation International que en el año 2009 descubrió en Papua Nueva Guinea más de doscientas especies diferentes de animales. Entre ellas el genial murciélago nariz de tubo.
                                                                                                                 
      Con un aspecto que a todos nos recordó al maestro Yoda de Star Wars, este murciélago habita en las selvas tropicales de las montañas de Nakani y Muller en Nueva Guinea y se alimenta de frutas y semillas. 


      Y si el aspecto de este murciélago nos trajo a la cabeza la imagen del personaje de la Guerra de las Galaxias, seguro que a muchos de nosotros el mono que aparece a continuación también nos recordará a otro famoso personaje, una estrella del Pop que falleció hace un par de años...
MONO DE MYANMAR
     Si el mismo Michael Jackson, aunque ya se conocían otras especies en Vietnam y en China, el mono de Myanmar, es un primate que fue descubierto en Myanmar por científicos del FFI (Flora and Fauna International) y su característica nariz desprovista de ningún tipo de estructura es también su principal problema, sobre todo en estos ambientes nubosos ya que las gotas hacen que no pare de estornudar en los días lluviosos.

     Para nuestro siguiente protagonista no vamos a abandonar la región puesto que también en Myanmar se descubrió en 2010 una temible especie a la que ya se conoce con el apropiado nombre de "El pez drácula".
PEZ DRACULA
     Con el nombre científico de Danionella dracula fue descubierto en marzo del 2009 por el doctor Ralf Britz y como característica principal destacan los dos grandes colmillos que son utilizados por los machos para luchar entre ellos pudiendo abrir su boca hasta formar un ángulo de sesenta grados.
     También tenemos que decir que, a pesar del amenazador aspecto de la fotografía, tranquilos, en este caso no tenemos mucho que temer puesto que este pez drácula apenas llega a medir 20 milímetros y por suerte no habita en Honduras.

     Por supuesto, si tenemos que realizar un repaso de las nuevas especies descubiertas en los últimos años no podemos olvidarnos el lugar más desconocido de todos: los océanos. En ellos aún se esconde una diversidad de la que tan sólo vamos sabiendo poco a poco.

PENIAGONE DIAPHANA
    En febrero de 2010 el censo de vida marina, bajo el título de "A decade of discovery" hacía públicas más de 2500 nuevas especies descubiertas en los últimos 10 años. Una increíble diversidad de formas de vida marina que aún hoy siguen maravillando a los estudiosos y que nos acercan las claves del origen de la vida en la Tierra.
En la foto podemos contemplar una de las miles de especies marinas que han ido apareciendo en los últimos tiempos ante los sorprendidos ojos de los biólogos. En este caso un gusano (Peniagone diaphana) una de las especies descubiertas por investigadores de la Universidad de Aberdeen utilizando un moderno método tecnológico: un robot submarino manejado desde la superficie y que ha empleado más de 300 horas de inmersión en la zona central del océano Atlántico.

RICINOIDES ATEWA
Aunque hablamos de "especies descubiertas" no hay que olvidar que muchas de estas formas de vida llevan millones de años ahí. Algunas de ellas, como esta Ricinoides atewa, han permanecido inalteradas durante más de 300 millones de años sin que supiéramos de su existencia.
Fue descubierta por un equipo de biólogos y zoólogos del Programa de Conservación Internacional de Evaluación Rápida en el año 2006 en la Reserva Forestal de Atewa, Ghana, de ahí su nombre.



Por Javier Peláez | Cuaderno de Ciencias